Se acerca a la costa una embarcación entre las olas furiosas. El jinete la mira esperanzado. Sigue su carrera vertiginosa escapando de los perseguidores que están cada vez más cerca. El caballo galopa resoplando ruidosamente empapado de sudor y lluvia. El corazón del jinete también galopa. Huye y huye. La embarcación se acerca a la playa. No repara en unas rocas traicioneras. Se estrella, naufraga con un estruendo que se confunde con un trueno que retumba entre las nubes de tormenta. El jinete observa la escena con lágrimas en los ojos que se confunden con las gotas de lluvia. Ve como los perseguidores se acercan cada vez más. Sabe que es el final…
Se alejan los perseguidores. En la arena queda un cuerpo masculino ensangrentado e inerte. El mar deja en la orilla los restos de madera de la embarcación y un cuerpo de mujer flota en las olas, reposando finalmente junto al cuerpo del jinete muerto. Ambos muertos… Mientras los perseguidores se alejan por la playa, al galope dando gritos de victoria: los han acabado.
La lluvia sigue cayendo sobre el mar, truenos y relámpagos iluminan el cielo gris plomizo.
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